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El material no estructurado es aquel que no ha sido
especialmente pensado para educar o jugar, pero que sin embargo ofrece grandes
posibilidades para que el niño investigue por sí mismo, desde su propio interés
y curiosidad naturales. Normalmente se trata de objetos cotidianos o naturales,
que se ajustan como un guante a la necesidad de jugar para adquirir un mayor
conocimiento del mundo que les rodea.
La gracia añadida de estos materiales es que son muy
económicos (o no cuestan nada, gratis) y pueden ayudar a promover una
conciencia sobre lo necesario de reutilizar y no consumir irresponsablemente.
Además, aunque no lo parezca, pueden ser muy útiles para educar en materias
como las matemáticas o la lectoescritura.
Es importante que el material esté bien organizado y que sea
fácilmente accesible (por ejemplo una estantería de cajas abiertas), también
ayuda que el material vaya rotando, es decir que no lo tengamos todo siempre a
la vista y que vayamos haciendo propuestas diferentes.
Si alguna vez te has parado a observar a un niño jugar te
habrás dado cuenta que cualquier niño encuentra juego en aquellos objetos más
irrisorios que te puedas imaginar y que con ellos el niño desarrolla juegos
ricos y diversos. Su necesidad innata de jugar y su capacidad de imaginar hacen
del objeto el elemento perfecto donde volcar toda esa creatividad que llevan
dentro.
Si te paras a pensar te habrás dado cuenta que generalmente
este tipo de objetos no tienen sonido ni luces, no se mueven solos y no siempre
tienen una forma que relaciona una función concreta. Tampoco llevan normas ni
instrucciones. Sino que suelen ser piedras, palos, tapones, cajas de cartón,
juguetes específicos. A este tipo de material se les llama desestructurados o
no estructurados: materiales que son una cosa pero pueden ser otras múltiples,
que le permitan al niño jugar de muchas maneras sólo o en compañía, que sea él
(o el grupo de niños) el que marque el juego y sus reglas y que favorezca a
desarrollar todo su potencial.
Pero muchas veces no valoramos, por lo que no somos
conscientes, del valor que tiene este tipo de material de juego en la infancia.
Quizás porque no nos paramos a observar o porque desconocemos todo el valor
lúdico y pedagógico que contienen.
Así que me he propuesto acercarte este tipo de material
jugando, disfrutando y experimentándolo para que puedas ver gráficamente mucho
de lo que puede generar. Y me he apoyado para ello en un juguete
desestructurado muy completo con el cual poder enriquecer aún más el juego: los
bloques de madera.
Generalmente la forma sugiere, en un primer momento,
explorar el apilado y en este sentido pueden encontrar múltiples maneras de
hacerlo. Su modularidad ofrece versatilidad y campos más complejos a explorar.
Es lo que nos ocurrió en casa donde el inicio fue un apilado vertical u
horizontal y con los días se fue convirtiendo en un juego de construcción mucho
más complejo y rico: cada pieza ya tenía características propias tanto en
color, peso y tamaño.
También les ayuda a introducir conceptos matemáticos por
medio del juego: ha aprendido indirectamente que los diferentes tamaños
modulares pueden combinarse entre sí para crear tamaños semejantes o diferentes
(sumando o dividiendo partes) así como la diferencia de pesos y de color;
aprendiendo a asociar, discriminar, relacionar y clasificar característica.
Así los bloques de madera o cartón nos ofrece la posibilidad
de ir “amasando” experiencias a fuego lento, sin prisas, y acompañando al niño
en su desarrollo durante muchos años tanto por su alta calidad como por su
versatilidad de juego. Haciendo de cada etapa un momento especial de encuentro:
del niño con el juguete como del juguete con la familia.
Ofreciendo recursos múltiples que cada uno sabrá encontrar
según su manera de hacer, de mirar e interactuar. Haciendo del material
desestructurado un elemento indispensable, a la par que el resto de juguetes
para crecer, dentro de la infancia de nuestros niños.
Qué interesante, atractivo y creativo! Mi hijo tiene 11 años ya (hay que ver cómo pasa el tiempo) pero es una buenísima idea para regalar a los pequeños de la familia. Estoy segura de que las posibilidades de construcción y creación son infinitas en sus manos.
ResponderEliminarLo son, claro que si!
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