sábado, 18 de junio de 2016

¿Porque son buenos los juegos de construcción?

El Juego es vital para el desarrollo del bebé. Y los adultos podemos fomentarlo de muchas maneras. Una de ellas son los Juegos de construcción. Juegos con los que tu bebé empezará a reconocer tamaños y formas, pero también texturas y colores. Gran parte del nuestra tarea como supervisores, está casi hecha: la imaginación y creatividad del niño es tan grande, que prácticamente sólo tendremos que darle las piezas adecuadas y dejar que haga y deshaga.

Pero, lamentablemente, no todos los juegos al alcance de los niños son educativos, o cuentan con los criterios de seguridad o sanidad correspondientes. Por ello, está muy bien que tus hijos tengan libertad para manipularlos a su antojo, pero no a cualquier precio. Queremos juegos que permitan a nuestros pequeños ir conociendo la realidad en la que viven.

No harán falta apenas explicaciones, cuando pongas delante de tus hijos una serie de piezas de colores para unir y construir. Ellos solos irán descubriendo cómo jugar con ellas.

Tu hijo se convertirá en el arquitecto y creador de todo un escenario natural donde van ocurriendo cosas y entrando en escena diferentes personajes a los que tendrá que dotar de vida. Será el guionista de su propia historia.
El ki2 de Matador es un juego clásico de construcciones cuyas piezas son de madera, consta de 108 bloques que permitirán al niño construir infinidad de proyectos. Recomendado a partir de 3 años

Pero todos estos ingredientes no tendrían sentido si tu hijo no se divirtiera. He ahí la clave de este tipo de juegos de construcción. Constituyen la mejor forma de que aprendan cada día y se superen, pasándoselo en grande.


Los juegos de construcción son de los que mayor éxito tiene entre los niños y uno de los que acompañan la actividad lúdica de los pequeños durante más tiempo.

Se trata de un conjunto de piezas, de formas iguales o diferentes, con las que pueden hacerse múltiples combinaciones, creando distintas estructuras.

Alrededor del primer año el niño empieza a descubrir de qué se tratan hasta alrededor de los cinco o seis años, cuando que ya se han vuelto expertos en el arte de montar y encastrar.

En las primeras etapas se trata más que nada de un proceso de manipulación de las piezas. Les encantan los juegos de bloques y cubos para meter uno dentro de otro, apilarlos y sobre todo, derribarlos. Se trata de una fase de investigación de los objetos, aprenden a diferenciarlos por el tamaño, por el color y a relacionarlos entre sí.

Más adelante, a medida que el niño va dominando la técnica comienza a manejar el concepto de encastre para armar objetos, escenarios y elementos lo más parecido a la realidad. A la vez que el niño crece la dificultad del juego va aumentando, debiendo coordinar de forma cada vez más precisa sus manos y sus dedos con su vista favoreciendo la destreza y el dominio de la motricidad fina.

A través de estos juegos los niños adquieren nociones básicas para la comprensión del mundo que le rodea. Además de desarrollar sus habilidades motrices manipulando las piezas, les ayuda a adquirir conceptos espaciales como el volumen, grande-pequeño, alto-bajo, corto-largo, formas geométricas, así como van adquiriendo algunas nociones más complejas como el equilibrio, la simetría o la resistencia.

Los juegos de construcción contribuyen también a que el niño sea más organizado, pues el juego mismo hace que se acostumbre a ordenar y a clasificar las piezas.

Este tipo de juego ayuda a que el niño acepte que existen ciertas reglas físicas que debe acatar, que no todo es como él quisiera. Esto le ayudará en el futuro a adaptarse mejor a las normas en todas las situaciones de la vida.


Como veis, los juegos de construcción no son solamente un montón de piezas que desparramar. Además de entretenerlos, tienen múltiples ventajas para su desarrollo integral.



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