El Juego es vital para el desarrollo del bebé. Y los adultos
podemos fomentarlo de muchas maneras. Una de ellas son los Juegos de
construcción. Juegos con los que tu bebé empezará a reconocer tamaños y formas,
pero también texturas y colores. Gran parte del nuestra tarea como
supervisores, está casi hecha: la imaginación y creatividad del niño es tan
grande, que prácticamente sólo tendremos que darle las piezas adecuadas y dejar
que haga y deshaga.
Pero, lamentablemente, no todos los juegos al alcance de los
niños son educativos, o cuentan con los criterios de seguridad o sanidad
correspondientes. Por ello, está muy bien que tus hijos tengan libertad para manipularlos
a su antojo, pero no a cualquier precio. Queremos juegos que permitan a
nuestros pequeños ir conociendo la realidad en la que viven.
No harán falta apenas explicaciones, cuando pongas delante
de tus hijos una serie de piezas de colores para unir y construir. Ellos solos
irán descubriendo cómo jugar con ellas.
Tu hijo se convertirá en el arquitecto y creador de todo un
escenario natural donde van ocurriendo cosas y entrando en escena diferentes
personajes a los que tendrá que dotar de vida. Será el guionista de su propia
historia.
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El ki2 de Matador es un juego clásico de construcciones cuyas piezas son de madera, consta de 108 bloques que permitirán al niño construir infinidad de proyectos. Recomendado a partir de 3 años |
Pero todos estos ingredientes no tendrían sentido si tu hijo
no se divirtiera. He ahí la clave de este tipo de juegos de construcción.
Constituyen la mejor forma de que aprendan cada día y se superen, pasándoselo
en grande.
Los juegos de construcción son de los que mayor éxito tiene
entre los niños y uno de los que acompañan la actividad lúdica de los pequeños
durante más tiempo.
Se trata de un conjunto de piezas, de formas iguales o
diferentes, con las que pueden hacerse múltiples combinaciones, creando
distintas estructuras.
Alrededor del primer año el niño empieza a descubrir de qué
se tratan hasta alrededor de los cinco o seis años, cuando que ya se han vuelto
expertos en el arte de montar y encastrar.
En las primeras etapas se trata más que nada de un proceso
de manipulación de las piezas. Les encantan los juegos de bloques y cubos para
meter uno dentro de otro, apilarlos y sobre todo, derribarlos. Se trata de una
fase de investigación de los objetos, aprenden a diferenciarlos por el tamaño,
por el color y a relacionarlos entre sí.
Más adelante, a medida que el niño va dominando la técnica
comienza a manejar el concepto de encastre para armar objetos, escenarios y
elementos lo más parecido a la realidad. A la vez que el niño crece la
dificultad del juego va aumentando, debiendo coordinar de forma cada vez más
precisa sus manos y sus dedos con su vista favoreciendo la destreza y el
dominio de la motricidad fina.
A través de estos juegos los niños adquieren nociones
básicas para la comprensión del mundo que le rodea. Además de desarrollar sus
habilidades motrices manipulando las piezas, les ayuda a adquirir conceptos
espaciales como el volumen, grande-pequeño, alto-bajo, corto-largo, formas
geométricas, así como van adquiriendo algunas nociones más complejas como el
equilibrio, la simetría o la resistencia.
Los juegos de construcción contribuyen también a que el niño
sea más organizado, pues el juego mismo hace que se acostumbre a ordenar y a
clasificar las piezas.
Este tipo de juego ayuda a que el niño acepte que existen
ciertas reglas físicas que debe acatar, que no todo es como él quisiera. Esto
le ayudará en el futuro a adaptarse mejor a las normas en todas las situaciones
de la vida.
Como veis, los juegos de construcción no son solamente un
montón de piezas que desparramar. Además de entretenerlos, tienen múltiples
ventajas para su desarrollo integral.
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