¡Las vacaciones escolares ya llegaron! Pero ¿qué hacer con
los niños durante casi tres interminables meses? ¿Hay que obligarles a repasar
las asignaturas aunque hayan aprobado todo? ¿Ponerles deberes? ¿Apuntarles a
idiomas o a practicar algún deporte? ¿Es aconsejable empujarles a leer? ¿Pueden
levantarse a la hora que deseen o hay que fijar unas normas rígidas? ¿Cuánto
pueden ver la televisión? ¿Y estar delante del ordenador para jugar o chatear
con los amigos?
Esas preguntas y otras muchas rondan por la cabeza de miles
y miles de padres, que no saben muy bien qué hacer y cómo acertar.
Consejos para el verano:
Autorregularse.
El verano es una buena época para que los niños aprendan a responsabilizarse de
las cosas que les rodea. Los niños deben de ser capaces de "organizar los
tiempos" y saber "autorregularse". Esto es así porque un niño de
7 años aún "no ha interiorizado las voces de los mayores sobre qué es lo
que hay que hacer" y tiene que existir la figura de un adulto que ponga
límites e inculque responsabilidad tanto en la casa como en el colegio y en el
tiempo de ocio.
Una rutina suave.
No es recomendable que los niños pequeños pierdan la idea de rutina que han
adquirido durante el periodo escolar. Sin embargo, en el verano esa rutina debe
modificarse y adaptarse a las circunstancias. Lo más idóneo -apunta- es que un
niño de Primaria se levante a las 10:00-10:30 de la mañana; una hora que
garantiza un descanso adecuado y deja margen para múltiples planes y
actividades durante el día. La hora de ir a dormir puede alargarse hasta las 10
o las 11 de la noche. A partir de ahí, deben aprender a ser mayores.
Despertarse tranquilos, desayunar, ordenar sus cosas, un rato de lectura... Un
orden liviano que les permita disfrutar de las vacaciones sin perder de vista
un aprendizaje positivo sobre la vida que le rodea. Además, si los niños están
felices, no experimentan desagrado con la flexibilidad del horario
¿Deberes? Es conveniente que el niño disfrute del verano
y consiga airearse. Lo que sí deben hacer los padres es ayudar a los hijos a
reencontrarse con la rutina escolar, ayudarles para "evitar el síndrome
postvacacional", por lo que a mediados de agosto es bueno que comiencen
con pequeños ratos de estudio que no excedan los 50 minutos. Los padres deben
estar pendientes de que los niños aprendan y realicen tareas, pero sin
presiones.
Juegos tradicionales.
Para los niños, las vacaciones suponen "quitar la presión de la época de
estudio". En el verano hay mucho tiempo libre y algunos padres tienen
manga ancha con los videojuegos y ordenadores, pero lo más positivo es que no
dejen de usar nunca los juguetes de toda la vida. "Los ordenadores y las
tabletas, en su justo lugar, durante un tiempo muy limitado", ya que la
época estival es perfecta para que los pequeños socialicen más y salgan a la
calle. Es conveniente ir a la playa, ampliar las salidas a la naturaleza y no
dejar el parque,
Actividades en
familia. El verano rompe con el ritmo frenético del resto del año, pero hay
padres que no saben aprovechar ese tiempo libre para conocer más a sus hijos y
divertirse con ellos. Es positivo que se realicen actividades con otras
familias para que los niños jueguen con otros de su edad. Tampoco hay que
olvidar montar en bicicleta con los hijos, ir a la piscina, salir en patines o
hacer algún deporte. "Que los padres se pongan la ropa de deporte para
estar con los hijos, que no únicamente les manden a hacer deporte
solos"... Y nunca dejar los cuentos porque "aumentan el vocabulario y
son indispensables", mejor que sean los padres los que los lean o cuenten.
Colonias y
campamentos, si quieren. Son una idea muy buena, siempre que estén de
acuerdo. "Hay que animar a los niños a partir de los 10 años, pero a los
6-8 años no se debe obligar porque tienen miedos". Para un niño de 12
años, "lo ideal son 10 ó 15 días", y para uno más pequeño "vale
con colonias de 3 ó 4 días para ir introduciéndoles" poco a poco. Lo mejor
es llevarles a campamentos que se adapten a sus gustos y aficiones. "Hay
que ver el mundo que mueve al niño e inspirarse en eso".
Vacaciones tranquilas.
El tiempo libre y la idea de tranquilidad hay que transmitírsela a los hijos de
una manera continuada. Los padres no deben dejar que durante el curso escolar
los hijos no realicen apenas actividades para más tarde, exprimirles con una
agenda repleta de idiomas o deportes. Hay que "saber usar los
tiempos" para que el verano "no se haga pesado". Lo crucial ante
todo es que haya un buen ambiente familiar porque para los niños las vacaciones
pueden convertirse en un suplicio, cuando lo tienen que ver como "algo
placentero". Aprovechar sitios tranquilos para pasar unos días de relax. Ir
a vacaciones guiadas con multitud de museos y cosas que ver, cansa a los más
pequeños. En cambio, ir al pueblo es algo bueno porque es "libertad"
y para los niños supone una mayor "capacidad de exploración" en un
pequeño mundo de "libertad supervisada".
Súperinteresante!
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