La autoestima, que no es otra cosa que el sentimiento o
sensación positiva de uno mismo, se puede construir desde que prácticamente tu
hijo es un bebé.
Sin autoestima nuestros hijos pueden acarrear ciertos
problemas; como desarrollar una actitud ansiosa, demasiado reservada o de una
dependencia excesiva hacia sus seres queridos, sobretodo sus papás. Los niños
han de crecer en un ambiente de amor y de respeto, pero con el espacio
suficiente para que se desarrollen en la autonomía y, poco a poco, sean seres independientes
emocionalmente.